No pienses de más
cuando te quedes sola.
No pienses de más,
no dejes pasar las horas.
La vida es así.
Cambia el viento,
cambia la estación,
no siempre se encuentra
una razón...
No pienses de más.
viernes, 13 de agosto de 2010
martes, 10 de agosto de 2010
Mitad despierto, mitad dormido.
¿Qué está pasando con la gente? ¿Tanto están cambiando las cosas?
Habría que proponer que se modifique el significado de progreso por el de involución. Más allá de que sea algo totalmente absurdo, al menos se aceptaría un poco más la realidad que viven muchas personas.
El problema tiene que andar por ahí, en las palabras. Debe estar dando vueltas una versión editada del diccionario de la RAE con un 10% del contenido de aquel, que solo recopila palabras que pertenecen a una misma familia: negación, conformidad, miedo, falsedad, inseguridad. El resto se resume en un par de páginas y son situaciones distintas que encajarían perfectamente en los términos "anormalidad", "locura", "disparate" y demás sinónimos.
Hacemos algo. Cuando te cruces a un pibe o una pibita con más de 18 años de edad, preguntale qué quiere; si no te responde "egresarme, plata o ser famos@", es anormal. Ahora preguntale a un adulto qué quiere, si te responde que pretende lo anterior para su hij@. Ambos viven inseguros, rodeadas de miedos, están conformes con su casa-auto-mascota y ninguno te permite hacer una tercer pregunta.
En mi tiempo libre suelo analizar situaciones como esa. Quedan pocos soñadores, casi ninguna soñadora. Se ven muy de vez en cuándo y se están perdiendo en distracciones o inventos que lo único que buscan es reducir el número de soñadores a cero. Nos quieren convertir en títeres, quitarnos esa sensación de que todo es posible y parece que lo están haciendo muy bien.
La vida es una cárcel con las puertas abiertas. Tiene algunos condimentos que las penales, donde no hay más que un par de colchones y un baño, no tienen. Acá te dan televisión, MSN, Facebook, cámaras de fotos, boliches; alguna que otra película, serie o programa que intenta demostrar que los sueños solo existen en la ficción. Hay que mirarlos y conformarse con eso; nada de arriesgarse, hay cosas más importantes que hacer.
Cárcel de lujo pero cárcel al fin. Resulta paradójico que no exista nada que nos prohiba cruzar esa puerta, superar esa barrera que solo nosotros somos capaces de crear.
Lamentablemente aprendí que los mejores sueños son compartidos. Espero cruzarme pronto con alguna soñadora porque la verdad, ya me estoy aburriendo de soñar solo con los ojos cerrados.
No nos vendría mal tener uno de estos en cada esquina eh. Tal vez haga falta esa sensación de propiedad para que la gente se anime a dar el primer paso.
Habría que proponer que se modifique el significado de progreso por el de involución. Más allá de que sea algo totalmente absurdo, al menos se aceptaría un poco más la realidad que viven muchas personas.
El problema tiene que andar por ahí, en las palabras. Debe estar dando vueltas una versión editada del diccionario de la RAE con un 10% del contenido de aquel, que solo recopila palabras que pertenecen a una misma familia: negación, conformidad, miedo, falsedad, inseguridad. El resto se resume en un par de páginas y son situaciones distintas que encajarían perfectamente en los términos "anormalidad", "locura", "disparate" y demás sinónimos.
Hacemos algo. Cuando te cruces a un pibe o una pibita con más de 18 años de edad, preguntale qué quiere; si no te responde "egresarme, plata o ser famos@", es anormal. Ahora preguntale a un adulto qué quiere, si te responde que pretende lo anterior para su hij@. Ambos viven inseguros, rodeadas de miedos, están conformes con su casa-auto-mascota y ninguno te permite hacer una tercer pregunta.
En mi tiempo libre suelo analizar situaciones como esa. Quedan pocos soñadores, casi ninguna soñadora. Se ven muy de vez en cuándo y se están perdiendo en distracciones o inventos que lo único que buscan es reducir el número de soñadores a cero. Nos quieren convertir en títeres, quitarnos esa sensación de que todo es posible y parece que lo están haciendo muy bien.
La vida es una cárcel con las puertas abiertas. Tiene algunos condimentos que las penales, donde no hay más que un par de colchones y un baño, no tienen. Acá te dan televisión, MSN, Facebook, cámaras de fotos, boliches; alguna que otra película, serie o programa que intenta demostrar que los sueños solo existen en la ficción. Hay que mirarlos y conformarse con eso; nada de arriesgarse, hay cosas más importantes que hacer.
Cárcel de lujo pero cárcel al fin. Resulta paradójico que no exista nada que nos prohiba cruzar esa puerta, superar esa barrera que solo nosotros somos capaces de crear.
Lamentablemente aprendí que los mejores sueños son compartidos. Espero cruzarme pronto con alguna soñadora porque la verdad, ya me estoy aburriendo de soñar solo con los ojos cerrados.
No nos vendría mal tener uno de estos en cada esquina eh. Tal vez haga falta esa sensación de propiedad para que la gente se anime a dar el primer paso.
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jueves, 5 de agosto de 2010
¿Cómo estás?
Yo no sé. De nuevo la sed, las ganas de pasar por los pulmones algo distinto que aire y problemas para encontrar qué escuchar. Vengo hace bastante con esto, hay algo que me incomoda y no me deja ver las ideas del todo claras. Es raro, sí.
¿Cómo hacés para estar seguro de algo que ni siquiera existe? ¿Cómo sabés que por más que no exista, está cerca? De a ratos odio esta locura de ver cosas que los demás no. Este sentido común agudizado que de cierta forma, me adelanta en el tiempo alguna que otra vez.
No me gusta ser repetitivo pero vuelvo a lo mismo. El tiempo. Esa referencia que nunca me gustó seguir porque me obliga llegar tarde a todos lados. El que cada vez que cierro los ojos para traer algún recuerdo, me hace sentir totalmente insignificante. Lo que desperdicia más de un@.
No es algo tan simple, tiene muchas vueltas. Algunos dicen que es una línea absoluta que va al ritmo de un "tic-tac". Yo creo que no, me parece que lo único que marca un reloj, es a otro de su especie.
Graficando un poco: diez minutos, diez horas o diez años, en el instante en que los pienso son exactamente lo mismo. Puedo resumir cualquiera de los tres a una imagen. Lo único que me deja una referencia de la supuesta diferencia entre ellos, son las sensaciones que viví. Hubo minutos eternos, horas que parecieron segundos, años que ni siquiera puedo medir porque borré totalmente de mi conciencia.
Puedo parecer cínico, descarado, hipócrita o mentiroso pero por más que intente, no puedo recordar la sonrisa que se llevó gran cantidad de horas en este blog. No sé si es un juego de mi inconsciencia o si pesa más fuerte haber dejado de sentir que tantas horas de insomnio.
Parece entonces que lo único que realmente importa es el presente, hoy, ahora, este instante. El resto queda en una memoria imperfecta que solo recuerda lo que quiere y cuándo se le antoja. Una memoria frágil, que puede contaminarse de mil maneras diferentes y traicionar minutos, horas, días. Incluso tres años llenos de palabras, promesas, sensaciones y experiencias.
Ahora me voy dando cuenta qué me pasa ¿Qué tendré que hacer si lo que estoy haciendo no me convence o me resulta incompleto? ¿Confiar en que el tiempo va a modificar el futuro? No, tengo que cambiar el presente. El futuro llegó, hace rato.
No te asustes si empezás a ver en mí más espontaneidad o ciclotimia que de costumbre. Espero que entiendas mis ganas de que pase algo que todavía no sé realmente qué es. O sí, puede que lo sepa hace meses. Ya sabés que me gusta imaginar.
¿Cómo hacés para estar seguro de algo que ni siquiera existe? ¿Cómo sabés que por más que no exista, está cerca? De a ratos odio esta locura de ver cosas que los demás no. Este sentido común agudizado que de cierta forma, me adelanta en el tiempo alguna que otra vez.
No me gusta ser repetitivo pero vuelvo a lo mismo. El tiempo. Esa referencia que nunca me gustó seguir porque me obliga llegar tarde a todos lados. El que cada vez que cierro los ojos para traer algún recuerdo, me hace sentir totalmente insignificante. Lo que desperdicia más de un@.
No es algo tan simple, tiene muchas vueltas. Algunos dicen que es una línea absoluta que va al ritmo de un "tic-tac". Yo creo que no, me parece que lo único que marca un reloj, es a otro de su especie.
Graficando un poco: diez minutos, diez horas o diez años, en el instante en que los pienso son exactamente lo mismo. Puedo resumir cualquiera de los tres a una imagen. Lo único que me deja una referencia de la supuesta diferencia entre ellos, son las sensaciones que viví. Hubo minutos eternos, horas que parecieron segundos, años que ni siquiera puedo medir porque borré totalmente de mi conciencia.
Puedo parecer cínico, descarado, hipócrita o mentiroso pero por más que intente, no puedo recordar la sonrisa que se llevó gran cantidad de horas en este blog. No sé si es un juego de mi inconsciencia o si pesa más fuerte haber dejado de sentir que tantas horas de insomnio.
Parece entonces que lo único que realmente importa es el presente, hoy, ahora, este instante. El resto queda en una memoria imperfecta que solo recuerda lo que quiere y cuándo se le antoja. Una memoria frágil, que puede contaminarse de mil maneras diferentes y traicionar minutos, horas, días. Incluso tres años llenos de palabras, promesas, sensaciones y experiencias.
Ahora me voy dando cuenta qué me pasa ¿Qué tendré que hacer si lo que estoy haciendo no me convence o me resulta incompleto? ¿Confiar en que el tiempo va a modificar el futuro? No, tengo que cambiar el presente. El futuro llegó, hace rato.
No te asustes si empezás a ver en mí más espontaneidad o ciclotimia que de costumbre. Espero que entiendas mis ganas de que pase algo que todavía no sé realmente qué es. O sí, puede que lo sepa hace meses. Ya sabés que me gusta imaginar.
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