jueves, 17 de febrero de 2011

No va más

¿Existirá alguna forma de transformar un día totalmente negro en blanco o gris, al menos? ¿Será posible que de un rejunte enorme de angustia, impotencia e incertidumbre nazca algo positivo?

Claro, hoy viví uno de esos días interminables, agotadores. Días en los que la cabeza está a punto de estallar y se cruzan tantos sentimientos que si preguntan cómo estás, no sabés realmente qué responder. A veces esbozás un "triste" o "angustiado", otras "con mucha impotencia y rencor"; a las dos horas "cansado" o "agotado"; al finalizar el día, sale de la nada una mueca que intenta reconfortar el estado de ánimo con alguna que otra frase de autoayuda: "hay cosas peores", "siempre que llovió paró", "mañana será un día nuevo" y demás pelotudeces.

Por supuesto, gran parte de estas 24 horas, se dedica exclusivamente a analizar qué pasaría si las cosas siguen así. Hasta qué punto se podría soportar y cuáles podrían ser las eventuales consecuencias.

Todo tiene un límite, sí. El tema es que no siempre se lo conoce. Hay límites territoriales, límites de competencia, límites estrictamente matemáticos que generalmente no presentan problemas al momento de reconocerlos. Con los sentimientos la cosa es un poco más complicada, reconocer estos límites no es tan simple porque pareciera que uno tiene el control sobre ellos.

Muchas veces hacemos vista gorda a lo que está pasando o bajamos la marcha para no llegar a ese momento donde no queda otra salida que mandar al tacho las cosas que no van, las cosas que no funcionan. Inconscientemente intentamos buscar soluciones para algo que de entrada no las tiene. Intentamos demorar el choque con el límite al máximo posible.

Un día te encontrás con una relación con tu papá inexistente. Otro, una relación amorosa que no tiene pies ni cabeza. Superás ambas situaciones y te chocás con problemas burocráticos o económicos. No sé qué vendrá mañana.

Por supuesto que la teoría y la práctica son situaciones opuestas. El hombre es libre por naturaleza pero preso de sí mismo ¿A quién se le puede ocurrir semejante cosa?

Cuatro años, un período presidencial. Una de las personas de las que más estoy aprendiendo, solo tiene dos y medio. La diferencia de edad que tengo con mi hermano es de cinco años.

¿No es tiempo suficiente? ¿1460 días de incertidumbre, dolores de cabeza, noches sin dormir, ansiedad y cambios bruscos en emociones, no deberían ser un límite? ¿Cuántas veces habrá que tropezar con la misma piedra si 1460 no son suficientes?


La verdad no sé si un día como este, que no quiere terminar, pueda sacar algo positivo. De lo que estoy seguro es de que estoy tocando el límite hace bastante.

No va más.

viernes, 17 de diciembre de 2010

¿Hasta cuándo?

Hoy es uno de esos días en los que me pregunto si es posible que el humano promedio aprenda a vivir. Hace varios que vengo observando las formas de reaccionar de varias personas, algunas que me rodean, otras que solo leo a través de Internet.

No entiendo como pueden ahogarse en un vaso de agua, vivir continuamente con esa mochila cargada de monotonía, costumbre y rutina durante tanto tiempo ¿Reaccionarán en algún momento?

Ya lo dijo un grande: loco no es el que intenta algo distinto sino el que espera resultados diferentes haciendo lo mismo. El estilo está siendo desplazado por la moda. Ya prácticamente nadie innova, las ideas desaparecen y solo se discuten hechos o personas.

Esto se refleja en la política institucionalizada de la que tanto se habla, en relaciones familiares o amistosas, en parejas. En miles y millones de cabezas bloqueadas quién sabe por qué.

¿Hasta cuándo una persona puede tolerar la falta de esperanza, el machismo, la intolerancia o el egoísmo? ¿Hasta cuándo puede sentir que le tocó vivir una infelicidad de la que no puede escapar?

Parece que le están dando la razón a Nietzsche. El humano no está siendo otra cosa que un animal irracional, que perdió la sanidad del instinto, la espontaneidad. Un animal que vive de estructuras, que vende su capacidad de pensamiento a cambio de un puesto en la burocracia. Un numerito en el sistema, un rol en la obra más trágica del teatro.

La mujer se somete a ser propiedad del hombre, la amistad se transforma en costumbre, la esperanza en un desligamiento de responsabilidades. La capacidad de razonar, en un disco rayado que repite la conducta generalizada.

Pretenden vivir en el pasado o futuro y no se dan cuenta que lo esencial está en el gerundio. No hay mucha ciencia, es algo simple.


Hoy es uno de esos días en los que necesito leer, escuchar o mirar algo que me despeje. Voy a ver qué encuentro.

viernes, 13 de agosto de 2010

Drexler - No pienses de más.

No pienses de más
cuando te quedes sola.
No pienses de más,
no dejes pasar las horas.

La vida es así.
Cambia el viento,
cambia la estación,
no siempre se encuentra
una razón...

No pienses de más.

martes, 10 de agosto de 2010

Mitad despierto, mitad dormido.

¿Qué está pasando con la gente? ¿Tanto están cambiando las cosas?

Habría que proponer que se modifique el significado de progreso por el de involución. Más allá de que sea algo totalmente absurdo, al menos se aceptaría un poco más la realidad que viven muchas personas.

El problema tiene que andar por ahí, en las palabras. Debe estar dando vueltas una versión editada del diccionario de la RAE con un 10% del contenido de aquel, que solo recopila palabras que pertenecen a una misma familia: negación, conformidad, miedo, falsedad, inseguridad. El resto se resume en un par de páginas y son situaciones distintas que encajarían perfectamente en los términos "anormalidad", "locura", "disparate" y demás sinónimos.

Hacemos algo. Cuando te cruces a un pibe o una pibita con más de 18 años de edad, preguntale qué quiere; si no te responde "egresarme, plata o ser famos@", es anormal. Ahora preguntale a un adulto qué quiere, si te responde que pretende lo anterior para su hij@. Ambos viven inseguros, rodeadas de miedos, están conformes con su casa-auto-mascota y ninguno te permite hacer una tercer pregunta.

En mi tiempo libre suelo analizar situaciones como esa. Quedan pocos soñadores, casi ninguna soñadora. Se ven muy de vez en cuándo y se están perdiendo en distracciones o inventos que lo único que buscan es reducir el número de soñadores a cero. Nos quieren convertir en títeres, quitarnos esa sensación de que todo es posible y parece que lo están haciendo muy bien.

La vida es una cárcel con las puertas abiertas. Tiene algunos condimentos que las penales, donde no hay más que un par de colchones y un baño, no tienen. Acá te dan televisión, MSN, Facebook, cámaras de fotos, boliches; alguna que otra película, serie o programa que intenta demostrar que los sueños solo existen en la ficción. Hay que mirarlos y conformarse con eso; nada de arriesgarse, hay cosas más importantes que hacer.

Cárcel de lujo pero cárcel al fin. Resulta paradójico que no exista nada que nos prohiba cruzar esa puerta, superar esa barrera que solo nosotros somos capaces de crear.

Lamentablemente aprendí que los mejores sueños son compartidos. Espero cruzarme pronto con alguna soñadora porque la verdad, ya me estoy aburriendo de soñar solo con los ojos cerrados.

No nos vendría mal tener uno de estos en cada esquina eh. Tal vez haga falta esa sensación de propiedad para que la gente se anime a dar el primer paso.

jueves, 5 de agosto de 2010

¿Cómo estás?

Yo no sé. De nuevo la sed, las ganas de pasar por los pulmones algo distinto que aire y problemas para encontrar qué escuchar. Vengo hace bastante con esto, hay algo que me incomoda y no me deja ver las ideas del todo claras. Es raro, sí.

¿Cómo hacés para estar seguro de algo que ni siquiera existe? ¿Cómo sabés que por más que no exista, está cerca? De a ratos odio esta locura de ver cosas que los demás no. Este sentido común agudizado que de cierta forma, me adelanta en el tiempo alguna que otra vez.

No me gusta ser repetitivo pero vuelvo a lo mismo. El tiempo. Esa referencia que nunca me gustó seguir porque me obliga llegar tarde a todos lados. El que cada vez que cierro los ojos para traer algún recuerdo, me hace sentir totalmente insignificante. Lo que desperdicia más de un@.

No es algo tan simple, tiene muchas vueltas. Algunos dicen que es una línea absoluta que va al ritmo de un "tic-tac". Yo creo que no, me parece que lo único que marca un reloj, es a otro de su especie.

Graficando un poco: diez minutos, diez horas o diez años, en el instante en que los pienso son exactamente lo mismo. Puedo resumir cualquiera de los tres a una imagen. Lo único que me deja una referencia de la supuesta diferencia entre ellos, son las sensaciones que viví. Hubo minutos eternos, horas que parecieron segundos, años que ni siquiera puedo medir porque borré totalmente de mi conciencia.

Puedo parecer cínico, descarado, hipócrita o mentiroso pero por más que intente, no puedo recordar la sonrisa que se llevó gran cantidad de horas en este blog. No sé si es un juego de mi inconsciencia o si pesa más fuerte haber dejado de sentir que tantas horas de insomnio.

Parece entonces que lo único que realmente importa es el presente, hoy, ahora, este instante. El resto queda en una memoria imperfecta que solo recuerda lo que quiere y cuándo se le antoja. Una memoria frágil, que puede contaminarse de mil maneras diferentes y traicionar minutos, horas, días. Incluso tres años llenos de palabras, promesas, sensaciones y experiencias.


Ahora me voy dando cuenta qué me pasa ¿Qué tendré que hacer si lo que estoy haciendo no me convence o me resulta incompleto? ¿Confiar en que el tiempo va a modificar el futuro? No, tengo que cambiar el presente. El futuro llegó, hace rato.

No te asustes si empezás a ver en mí más espontaneidad o ciclotimia que de costumbre. Espero que entiendas mis ganas de que pase algo que todavía no sé realmente qué es. O sí, puede que lo sepa hace meses. Ya sabés que me gusta imaginar.

miércoles, 23 de junio de 2010

Otra historia que se va al cajón.

Aguantás, aguantás hasta que no das más. En ese mismo instante podés safar, mandar todo a la mierda, putear a la última persona con la que hablaste (chateaste) o prender un cigarrillo e intentar escribir algo.

¿Qué me pasa si hace unos días estaba a pleno y era el tipo más tranquilo del mundo? ¿Por qué de a ratos perdí el control y se me fue todo a las nubes?


Bueh, ya me tranquilicé un poco. ¿Sabés qué? Me cansé y no preciso darte motivos. Es increíble que me haya cansado antes de intentarlo.

lunes, 7 de junio de 2010

Me encontré.

Algo tengo que escribir. Cada vez que pasa algo que sale del esquema "facu, tocar la armónica, escuchar música y salir", siento ese cosquilleo en los dedos que solo puedo calmar acá.

Y sí, pasaron un par de cosas. Recuperé el contacto con uno de los tipos más interesantes que conocí. Ese que apareció "en la casa de la amiga de", un fin de semana que me había ido a pasear a Capital. Encuentro bastante anecdótico si se tiene en cuenta la cantidad de cosas que compartimos en tan poco tiempo.

¿Habrá sido coincidencia haberlo conocido? No no, las coincidencias no existen. Hablar de nuevo con este tipazo me ayudó a reafirmar mi idea de que lo que pasa, pasa por algún motivo. Nada pasa porque sí. Hoy en día es uno de los pocos que siento realmente un amigo.


Dejame pensar. Haber pedido un mail hace poco más de un año y que me hayan pasado otro, tampoco fue coincidencia ¿Por qué estoy tan seguro de eso? En ese mail, esas 7 letras, un arroba, un guión bajo y un ".com", encontré a una de las mujeres más lindas que pude conocer. No me pude haber topado con ella desde el azar.

¿Destino? ¿Coincidencia? ¿Casualidad? ¿Suerte? Yo creo que no hay que mirar más allá de lo evidente, no hubo más que un par de elecciones. Decidí conocerla y ella decidió dejarse conocer.

Saber que nos conocimos porque así lo quisimos, suena bien, tiene sentido. Me da la tranquilidad de que podemos hacer de ese encuentro lo que se nos ocurra, ir tan lejos como queramos. Inventar una historia que dure años, inventar un par de peleas en el medio, decidir qué intensidad agregarle a los sentimientos, depende solamente en nosotros. Es nuestra historia y nos pertenece.

¿Querés suponer que los astros tienen que ver? ¿Querés seguir a tu carta astral? Estás en todo tu derecho de hacerlo. Al fin y al cabo, estás eligiendo qué hacer.


Como corresponde, lo mejor para el final. Hace una semana salí a encontrarme, este fin de semana que pasó, me encontré. Me llevó menos tiempo del que pensaba, solo tenía que abrir los ojos.

martes, 1 de junio de 2010

miércoles, 26 de mayo de 2010

Terminó Lost.

Voy a tratar de no dejar spoilers pero parece inevitable. Si estás siguiendo la serie y no terminaste de verla, tendrías que leer esto después de hacerlo. Me gusta que la gente aprenda a sacar conclusiones, a opinar. Si leés mi idea sobre el final antes de encontrar una propia, es posible que pierdas esta capacidad.


Antes que nada, tengo que reconocer que me molesta que existan l@s que se creen intelectuales por mirar una serie que mezcla ciencia ficción con religión, cita alguna que otra obra e incorpora constantemente la dualidad dantesca de lucha entre bien y mal. Claro, también me molesta que después de mirar el final, estos mismos especímenes digan que es la peor serie que miraron en su vida; que es patética y mirarla solo fue una pérdida de tiempo.

Si bien ser un seguidor de Lost no requiere ser "intelectual", requiere creo yo, una pizca de consciencia, un IQ que sea capaz de interpretar los diálogos y saber mirar más allá del árbol que no deja ver el bosque.

El mensaje del capítulo final es genial. Como siempre digo hay gente y gente que no: algunos lo entenderán, otros no van a soportar que muchos enigmas que los mantuvieron con los ojos pegados al televisor o monitor, no fueron "resueltos". Me da un poco de pena que no hayan entendido que la imaginación es lo más grande y hermoso que tenemos como humanos. Lo único que nos diferencia, hasta el momento, del resto de seres que habitan nuestro suelo.


El título resume su esencia: "The end". La historia desarrollada en la isla comienza con un personaje y termina con el mismo. Al menos la historia relacionada a las personas que antes de pisar la isla, se encontraban perdidas, prácticamente sin sentimientos.

Si seguiste la serie y estás decepcionad@ con el final, preguntate ¿Importa más el por qué tres vueltas de cinta adhesiva arreglan un avión o que el avión funcione? ¿Importa maś saber dónde está una isla o que en realidad haya existido? ¿Por qué necesitás saber el por qué de todo? ¿Vivís buscando un por qué o simplemente, vivís?

No pude evitar hacer analogía con la historia contada en Matrix. Una vez más, se intentó demostrar que lo que realmente vale es lo que sentimos, se de en un plano ficticio o real. Retorciendo un poco más la idea ¿Qué es la realidad si no es lo que sentimos? ¿Interesa que lo hayamos sentido en un programa de PC o en un cielo oscuro donde las máquinas dominaron a la humanidad? ¿En un lugar donde no existe el tiempo (mal llamado limbo) o en una isla que puede decidir el futuro?


Lo único que le faltó a la serie fue la historia del piloto y la vida que hubieran elegido los señores de blanco y negro, después de su tiempo en la isla. Detalles menores.

No fui fanático de Lost. Fui seguidor de una serie que mezcló realidad con ficción, que dio decenas de teorías para explicar el por qué y lo terminó explicando de la manera más simple ¿Por qué hay que ser extremista e intentar explicar el origen desde la ciencia o religión? ¿Por qué no explicar las pequeñas situaciones que vivimos día a día desde nuestra realidad que no es más que la única verdadera?

La historia empezó y terminó con personas ¿Por qué mirar números, estatuas gigantes y osos polares donde hay sentimientos?

sábado, 22 de mayo de 2010