sábado, 10 de abril de 2010

Detrás de la ignorancia que mata, un buen consejo te puede arruinar.

Pocas cosas son más incómodas a que te den consejos cuando no los querés. Tal vez los necesites pero es obvio que si no los esperás o pedís, van a entrar por un oído y salir por otro. En una de esas, ni siquiera entren.

Hay varias modalidades. Que después de una noche de alcohol, le hagas un croquis al tachero que te lleva a tu casa, detallandole más o menos las cosas más importantes o inconclusas de tu vida, es algo que no tiene mucha relevancia. Te levantás al otro día y ni te acordás lo que dijiste. El chofer nunca te escuchó.

Que alguien más o menos allegado, pase por una situación que viviste y en tu afán de aclararle las ideas, reciba consejos que en realidad tendrías que darte vos mismo, tampoco es algo problemático ni mucho menos. Esos consejos son los que deberían merecer más atención de tu parte.

¿Qué pasa? Una persona que estás escuchando hace años, que merece estar bien y recibe durante mucho tiempo tu empeño para lograrlo, no es comparable al "más o menos allegado" ni al tachero. Por más convicción que tengas de tus ideas, valores o lo que fuere, cada palabra que escuches de ese cristiano va a modificar aunque sea mínimamente lo que vayas a hacer de ahí en adelante. Es inevitable.


¿Alguna vez perdiste tu cable a tierra? ¿Ese que da ganas de hacer todo y no deja que te sientas aburrido, solo o con falta de ganas? 

Yo lo perdí hace bastante. Trato de encontrarlo acá, en la música o un juego online. No está, simplemente se fue.

Recién hoy lo estoy aceptando pero es lógico que en esa pérdida tuve algo que ver. Decir que te roban cuando dejás la ventana abierta es más o menos igual de irrazonable que pensar que alguien que hurta, merece castigo. El resultado de que las cosas salgan o no, depende única y exclusivamente de uno. Al menos así piensa un tipo educado de la forma en que me educaron a mí. Otro se sentará a maldecir al mundo, yo no. Prefiero sentirme responsable.

Las cosas se sienten, el futuro está ahí nomás. Obviamente que no cualquiera se da cuenta de esto. El que está volando y preocupándose en vez de ocuparse, ni siquiera tiene claro el presente. El que vive esperando el futuro, no hace nada para armarlo.

No es mi caso. Solo me ocupo de lo que realmente merece mi interés. Que todavía no haya terminado el trámite para dejar de ser un natalia natalia, recién ayer haya ordenado mi cuarto y puede que en unos meses vaya a hacerme el chequeo que vengo postergando hace años, dan cuenta de ésto.

El cable a tierra era importante, tal vez lo único que valía la pena. Se llevaba y sigue llevando (aunque ya no exista) la mayor parte de mi tiempo.


Bueh, no seas trágic@ que tampoco está tan nublado. Absolutamente todo, por más negro que sea, deja algo positivo. Que mi trípode se haya quedado solo con dos pies, me hizo entender que detrás de la ignorancia que mata, un buen consejo te puede arruinar.

Y sí, nunca tendría que haber escuchado ese consejo. Hubiera actuado de otra forma y tal vez hoy no me vea en la situación de tener que escribir esto.

Desde la sala oculta de mi laboratorio.

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